Así sonaba la versión original de APT, la canción de Rosé y Bruno Mars
Antes de convertirse en fenómeno mundial, el tema sonaba distinto, con otra letra y sin la chispa que lo catapultó a la cima de las listas

Así sonaba antes APT / INSTAGRAM
Hoy resulta casi imposible imaginar APT sin la voz de Bruno Mars, pero lo cierto es que el germen de la canción nació en solitario, en el cuaderno de Rosé. La melodía repetitiva y adictiva estaba allí, lista para enganchar a cualquiera, aunque todavía carecía de ese brillo final que distingue lo bueno de lo inolvidable.
Durante meses, el tema existió como un esqueleto melódico: pegadizo, sí, pero aún sin ese gancho que lo convertiría en fenómeno. Y, como suele ocurrir en la industria musical, fue el azar, o quizá la intuición artística, el que unió a Rosé con Bruno Mars en un estudio transoceánico.
La versión oculta: más íntima, más cruda
Hace unos días salió a la luz la primera grabación de APT, una especie de borrador sonoro que revela una faceta diferente de la canción. La letra original hablaba de encuentros clandestinos, de citas digitales y de esa ansiedad juvenil de querer escapar de la rutina para buscar una conexión efímera.
Aunque las frases se mantenían juguetonas, había un tono más personal, incluso confesional, lejos de la energía expansiva que terminó conquistando estadios y listas globales. Era una canción que vibraba en pequeño formato, diseñada para auriculares más que para un coro multitudinario.
Aquí la primera versión:
El salto al estrellato: cuando el K-pop se mezcla con el soul
La llegada de Bruno Mars no solo aportó una nueva dimensión vocal; también alteró la arquitectura de la pieza. Su intervención inyectó un pulso soul y un aura vintage que terminó de encajar con la mezcla explosiva de pop, rock, punk y new wave que Rosé ya había imaginado.
El resultado fue un híbrido inusual: un tema nacido en Corea del Sur, inspirado en un juego de beber estudiantil, apateu, pero con la sofisticación de la música negra estadounidense. Una combinación que parecía improbable y que, sin embargo, se convirtió en la receta perfecta para conquistar tanto a Seúl como a São Paulo.
Récords, premios y la consolidación de un mito
Lo demás es historia. APT no solo arrasó en reproducciones y descargas, también rompió moldes culturales. Fue la primera canción de una solista de K-pop en encabezar el ARIA Singles Chart australiano, lideró el Billboard Japan Hot 100 y dominó durante semanas el Billboard Global 200.
En menos de un año, el videoclip alcanzó los 2.000 millones de visualizaciones en YouTube y Rosé subió al escenario de los MTV Video Music Awards para recoger el premio a Canción del Año, convirtiéndose en la primera artista K-pop en lograrlo. Un momento que, acompañado de un discurso entre lágrimas, consolidó su papel como embajadora global del género.
Más que música: un fenómeno cultural
Lo fascinante de APT no está únicamente en sus cifras mareantes, sino en lo que representa. En una sola canción conviven la intimidad de los dormitorios juveniles, la espontaneidad de un juego universitario y la sofisticación de un dúo que ya forma parte de la historia pop reciente.
Rosé, que empezó escribiendo versos casi secretos, terminó firmando junto a Bruno Mars un himno que se corea en estadios, que suena en clubes y que simboliza la expansión definitiva del K-pop hacia un terreno culturalmente universal.

Viviana Hernández Bran
Licenciada en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón, UNAM. Creadora de contenido escrito y digital...


