Lleva 32 años viviendo solo en una isla desierta, ahora el gobierno lo obliga a irse

Mauro Morandi, un ex profesor de educación física italiano, había logrado tener la vida que muchos desearíamos. Por 32 años vivió Budelli, una isla desierta en el mar Mediterráneo, sin nadie más que él y la naturaleza.

Pero este utópico sueño que había logrado se convirtió en una pesadilla desde hace 20 años, cuando el gobierno italiano le comenzó a exigir que desalojara la isla.

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Mauro Morandi estaba cansado del capitalismo y la situación económica que vivía Italia, cuando junto a un grupo de amigos, compraron un yate, lo remodelaron y emprendieron un viaje sin destino específico.

Hace 32 años se convirtió en un ermitaño que vivía en una isla desierta

Pero fue cuando pasaron por la isla de Budelli, conocieron al guardián de la isla quien casualmente estaba a dos días de jubilarse y buscaba alguien que tomara su lugar.

Mauro Morandi no lo pensó dos veces y pidió el puesto. Desde entonces se convirtió en el encargado de resguardar la isla y cinco años después, cuando comenzaron a explorarla, se encargó de recibir a los pocos turistas de la zona a quienes les enseñaba la importancia de cuidar el ecosistema tan particular de la isla.

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Pasaron los años y él, sin internet, sin alimentos más que los que conseguía en la isla, sentía que había encontrado propósito en la vida, hasta que 12 años después de asentarse y hacer de esa isla su hogar, el gobierno comenzó a exigirle que se fuera.

Gobierno italiano quiere expulsar a Mauro Morandi de la isla

Fabrizio Fonnesu, presidente del 'Parque Nacional de La Magdalena', es el que presiona a Mauro Morandi y tras 20 años de insistencia, logró su cometido.

Fonnesu, declaró a los medios internacionales que Morandi había llevado a cabo alteraciones ilegales como la adecuación de su cabaña, una antigua sede de una radio de la Segunda Guerra Mundial, por lo que era obligatorio que se fuera.

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"Me iré con la esperanza de que en el futuro Budelli sea protegida como yo la protegí durante 32 años [...] Mi vida no cambiará demasiado, seguiré viendo el mar", dijo Mauro Morandi mientras miles de italianos buscan firmas para lograr que siga viviendo ahí.