Archer AX10, un router rompemuros
Amplifica la señal Wi-Fi de tu hogar
Gracias al confinamiento que nos mantiene en casa la mayor parte del día, nos hemos dado cuenta de lo mucho que necesitábamos una buena conexión a internet para poder trabajar en casa, jugar en línea y, sobre todo, alcance en todo el hogar. Por ello, aquí te traemos la reseña del Archer AX10 de TP Link, un router que amplifica la señal de Wi-Fi.
Lo bueno – Gran alcance y baja latencia
Antes de empezar, hay que aclarar que este gadget no es un módem, sino un router, y bueno ¿qué es eso? Significa que este aparato amplifica la señal de tu receptor de internet, por lo que no sustituye el módem que utilizas diariamente.
Una vez que se conecta el router Archer AX10 con un cable ethernet al módem de la compañía de internet, este gadget brindará las redes Wi-Fi que normalmente tienes, pero con mayor alcance y menor latencia. Y para configurarlo, solo basta con bajar una aplicación.
La app es amigable con el usuario y es intuitiva para configurar. Con ella podrás cambiarle el nombre a las redes, la contraseña, así como administrar los dispositivos están conectados tanto de manera alámbrica como inalámbricamente, o bloquearlos en caso de que detectes alguno que no forme parte de tu casa.
Uno de los puntos buenos de este aparato, es el alcance que brinda, ya que gracias a las 4 antenas que lo conforman, pudimos conectarnos prácticamente desde cualquier sitio de un departamento de dos pisos, sin desconexiones, ralentizaciones ni descargas lentas, recibiendo frecuentemente los 30 megabytes de velocidad con los que contamos.
Por otro lado, pudimos conectarlo sin problemas a nuestro repetidor de WiFi de la misma marca, un TP Link AC750, aunque en este caso, no lo utilizamos tan frecuentemente gracias a que el router nos brinda el alcance deseado.
El ancho de banda que brinda el Archer AX10 de TP Link es adecuado, lo que nos permitió tener hasta 2 computadoras con video llamada, 4 celulares, 1 PlayStation 5 jugando en línea y 3 focos inteligentes, con una velocidad de descarga frecuente y sin perder la conexión.
Otro punto a favor, es la baja latencia que presentó la señal inalámbrica (que amplifica tanto la banda de 2.4 ghz como la de 5 ghz por si posees ambas en tu módem), es decir, obtuvimos una experiencia constante para reproducir videos y consumir contenidos desde diversos dispositivos como smartphones o computadoras, e incluso para jugar en línea desde una Nintendo Switch con juegos como Mario Kart 8 Deluxe y Splatoon 2.
Por otra parte, el router posee 5 puertos ethernet, en el que 1 de ellos es exclusivo para su vinculación con el módem, por lo que los 4 restantes funcionan adecuadamente para cualquier cosa que necesites. Nosotros lo probamos con un PlayStation 5 donde jugamos con un ping de entre 70 y 80 en títulos como Fortnite, Overwatch, Chivalry 2 y Rocket League, sin desconexiones inesperadas ni latencias altas.
Mismo caso con una televisión inteligente, la cual la conectamos por cable de red para ver contenidos en Disney+, escuchar en Spotify, en Youtube y en Netflix siempre a la máxima calidad visual y no presentamos inconveniente alguno.
Lo malo – puertos limitados
Uno de los puntos negativos del Archer AX10 son sus 4 puertos ethernet, nos hubiera gustado que tuviera más, para que la experiencia no fuera limitada en caso de que necesites conectar varias computadoras o consolas, aunque si tienes pocos dispositivos, no tendrás mucho problema.
Otro punto a tomar en cuenta es su cable de alimentación, que, si bien funciona adecuadamente, es muy corto y es complejo ubicarlo en el hogar, y aunque se puede solucionar con una extensión de luz, hubiera sido mejor tener uno más largo.
Conclusión
¿Vale la pena este router y cómo sé que lo necesito? El gadget es adecuado para aquellos que tienen problemas de recepción de señal en una casa o departamento, además, no solo la mejora, sino que amplifica el ancho de banda, por lo que también es recomendable para quienes conectan diversos dispositivos al mismo tiempo como computadoras, celulares y consolas de videojuegos.
Por Marcos Rabía
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