"Hazme niña, mamá": Familia relata el día que su hija se declaró transgénero
La familia Hindsley siempre supo que querían puros hijos varones en casa, y así era hasta que su hija les confesó la verdad
Como padre, lo que uno quiere es que su hijo no solo esté sano y tenga todas las comodidades para vivir. Pero más allá de eso, uno espera que su hijo sea feliz, muchas veces muy a pesar de lo que uno espera. Esto fue lo que vivió la familia Hindsley quienes recibieron la noticia de su propia hija, que se consideraba transgénero.
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Era un día cualquiera para Julie Hindsley, quien tenía que bañar a su hijo menor Easton. Sin embargo, en ese momento tuvo la conversación más dura de su vida. Easton, llorando desconsoladamente, apretando los puños, le rogaba a su mamá que lo convirtiera en niña. "Quiero ser una niña, mamá. ¡Por favor, hazme una niña!". Fue ahí cuando descubrió que tenía una hija transgénero.
Julie y su esposo Daniel Hindsley, querían una familia con solo hijos varones. Se imaginaban yendo a los partidos de baseball en familia, hablando de superhéroes y llenos de mugre. Cuando nació Easton, sintieron un enorme alivio al saber que su sueño se cumpliría pues ya tendrían dos niños en casa.
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Pero conforme Easton iba creciendo, notaron que prefería las actividades, los juguetes y películas que normalmente se relacionaban con lo femenino.
Pasaron los años y llegó el momento de quiebre. Mientras Easton lloraba en el baño, Julie fue con su esposo a contarle lo que su hijo le había dicho. Él se quedó sin reacción alguna mientras ella volvió al baño, tratando de no llorar, a decirle: "No es tan fácil, cariño, pero estoy aquí para ti y podemos empezar a crecer tu cabello si quieres, ¿de acuerdo?".
Así es como empezó la difícil jornada que incluía quitarse todos los prejuicios y buscar lo mejor para su ahora hija. Comenzaron a dejarla vestirse como quería, le dejaron crecer el cabello, comenzaron a llamarle Ella.
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Para su hermano mayor era complicado pero le enseñaron que si querían demostrar lo mucho que querían a Ella, tenía que empezar a tratarla como una niña.
Poco a poco aceptaron más a su hija trans y entre más lo hacían, su familia y amigos lo aceptaban también. En la escuela los maestros lo comprendieron y sus amiguitos se adaptaron rápidamente.
Un año después del gran paso, la familia decidió hacer una sesión de fotos de revelación de género. Pero esta vez ya no sería con una paleta con relleno color azul que anunciaba su más grande deseo. En esta ocasión, sería con su hija con un vestido de unicornio, con la sonrisa más grande de su vida y ellos aceptando que lo más importante era su felicidad.
Ahora la familia lucha por los derechos de los niños trans y han compartido su historia a través de un blog llamado Love What Matters.