Goat Simulator 3: el final perfecto de una trilogía que nunca existió
Llevando la ironía y el humor a niveles épicos
Goat Simulator es un claro ejemplo de cómo funciona la viralidad en internet: lo que inició como un chiste de un desarrollador, rápidamente escaló hasta convertirse en furor en línea. Ahora, Goat Simulator 3 viene a cerrar con broche de oro está trilogía de 2 juegos, sí, leíste bien. Así es el humor de este título.
Una historia digna del Pulitzer
Despiertas en una misteriosa carreta. Su conductor lo nota y te saluda. No sabes cómo llegaste ahí pero sabes que una gran aventura te espera. Un momento… ¡Esto ya lo vimos en Skyrim! Y eso es apenas el principio de una “historia” repleta de referencias, guiños y chistes bobos.
Es raro, pero Goat Simulator 3 tiene algo que podría considerarse (con mucha imaginación) una historia. Pero es tan ridícula que todo el tiempo te recuerda que estás en un videojuego tonto haciendo cosas poco lógicas. Y eso hace que la mayoría del humor de este juego sea tan bueno. Es una obra bobalicona que se sabe así misma como tal. No esperes comedia de altos vuelos. Esto fue creado para explotar el lado más simple de nuestro sentido del humor. Es tan efectivo que reímos hasta las lágrimas y dolor de estómago en más de una ocasión.
Caos extremo
En cuanto a jugabilidad, Goat Simulator 3 es una gran caja de arena donde puedes ir a donde quieras y hacer lo que quieras. Puedes seguir las misiones principales o simplemente perderte en las actividades más ridículas y socarronas. Desde quemar un cerdo, hasta luchar con abuelas armadas con lanzacohetes en una parodia de Wolfenstein 3D.
El juego te da una gran libertad de explorar y descubrir. Más de una vez vimos algún escenario lejano que nos hizo pensar: “¡Vaya! ¡Quiero llegar a ese lugar y ver qué pasa!”. Afortunadamente las actividades son tan variadas cómo hilarantes. En un momento estás tratando de robar un diamante (con todo y música de Misión Imposible), y al otro estás demoliendo edificios con una grúa. Y la inclusión de eventos diseñados para jugar en cooperativo, sólo aumentan el factor de diversión. Una excelente opción para pasar un rato entre amigos ahogados de la risa.
Miradas que matan
Comparado con el primer juego, Goat Simulator 3 se ve mucho mejor. Los escenarios son más grandes y los detalles de la cabra se notan mejor que nunca. Los gráficos tienen detalles burdos y feos a propósito. Siempre tratan de hacerte notar que este juego se hizo al aventón e ignorando cualquier estética. Es hermosamente horroroso, mal hecho y kitsch.
Pero estos gráficos simplones también ayudan a darle rienda suelta al motor de física y llevar la destrucción a nivel masivo. Todo explota, vuela por los aires, se atora en la geometría y crea situaciones completamente fuera de lo común. Y los efectos de sonido genéricos y torpes son sólo una cereza en el pastel de tonterías que el juego aporta.
Conclusión
Goat Simulator 3 apela a nuestros más pedestres apetitos: nos hace reír con situaciones atolondradas y completamente carentes de sentido. Se burla de la seriedad de la industria y sus clichés gastados. Pero su mayor fuerza es también su mayor flaqueza: si no te cae el chiste, será una experiencia sin sentido que poco te aportará. Sin embargo, si tu huesito de la risa está listo, pasarás horas de entretenimiento sin sentido que ningún otro título te dará.
Por Rolando Vera
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