El amor no existe, es el cerebro el que “ordena” al corazón

Uno de los sentimientos más sublimes que puede experimentar una persona en su vida es el AMOR, y es que no hay nada, absolutamente nada que se le iguale o se le parezca.

Estar enamorado es parecido a la fluidez con la que corre el agua, tu corazón se expande y se contrae, todo y nada al mismo tiempo, nuevos colores, sensaciones y percepciones sobre el entorno ocurren en poco tiempo, por lo que es fácil olvidarse de todo lo exterior y enfocarse solo en aquella persona que te resta la atención y te roba el mundo.

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Puede que al leer lo anterior te hayas sentido identificado, y no es para menos, ya que experimentarte a ti mismo en un estado de enamoramiento es algo que ocurre casi de forma “milagrosa”, ya que no todas las personas son capaces de despertar un sentimiento tan único y genuino.

Al respecto de esto, siempre se ha tenido la duda de dónde proviene o de dónde es que emana este amor o este sentimiento tan grande, muchos aseguran que su origen es el corazón y otros argumentan que surge del cerebro.

Para aclararlo, comenzaremos por explicar que la sensación de enamoramiento viene de la mano con sustancias que el cuerpo genera como la serotonina, adrenalina, oxitocina y vasopresina, las cuales son las que conforman la real fórmula del amor.

Cuando hay conexión entre dos personas, las sustancias antes mencionadas comienzan a hacer de las suyas e intervienen en diversas áreas cerebrales y neuronales, provocando diversas emociones que son las bases del amor genuino y en algunos casos, el desamor.

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Para comprobar que es el cerebro y no el corazón el que provoca el mayor sentimiento de dicha y completud, el académico de la Universidad del Valle de México, Sergio Gustavo Zúñiga Sánchez, comentó que el cerebro (y no el corazón) es el que puede tener el “flechazo” de cupido, cuando son sintetizados y liberados distintos neurotransmisores dentro del propio cerebro y al torrente sanguíneo.

El experto ha detallado que los neurotransmisores son sustancias químicas creadas por el cuerpo que transmiten o envían información desde una neurona hasta la siguiente a través de unos puntos de contacto llamados sinapsis.

En la actualidad se han considerado hasta 60 sustancias químicas con esta función, de hecho, de entre los neurotransmisores más estudiados y sus funciones en la fórmula del amor, está la serotonina, que es sintetizada a partir del triptófano, un aminoácido que no es fabricado por el cuerpo, por lo que debe ser aportado a través de la dieta.

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Se le reconoce como la hormona de la felicidad y los niveles bajos de esta sustancia se asocian a la depresión. Mientras que la dopamina está involucrada en las conductas adictivas y sensaciones placenteras, aunque, también se vincula a los movimientos musculares, la memoria y el aprendizaje.

La adrenalina es una hormona asociada a mecanismos supervivencia, que permite reaccionar de manera adecuada ante una situación de estrés, por ello regula también la presión arterial, frecuencia respiratoria y mantiene a la persona alerta y sensible a distintos estímulos del medio ambiente.

En tanto que la oxitocina, es un neuropéptido que se produce en el hipotálamo y se dirige a la hipófisis, glándula que la libera para expulsar la leche materna cuando la madre ofrece la lactancia a su hijo, es la responsable de las contracciones uterinas durante el parto.

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Sin embargo, y de acuerdo con un comunicado de la UVM, se libera durante diversos aspectos sociales como una comida agradable, el placer durante el orgasmo o incluso durante el desarrollo de vínculos afectivos o el crecimiento de los niños.

De esta forma, se llega a la conclusión de que en el enamoramiento, la vasopresina incrementa la preferencia por la pareja, los niveles de cortisol, la atracción y la presión arterial.

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