Wolfenstein: Youngblood, Reseña
Después de New Order y New Colossus, Wolfenstein regresa con una entrega que deja mucho que desear
Wolfenstein: The New Colossus era la secuela perfecta de la recién resucitada serie de Shooters 3D de antaño. Tenía personajes entrañables, toneladas de acción y un guión lleno de audacia y buen humor. Desgraciadamente, ninguno de esos elementos hace la transición a Wolfenstein: Youngblood; que se siente como una pseudo-secuela apresurada que nada aporta a la serie.
Esta vez no juegas como "B.J." Blazkowicz, sino como sus hijas gemelas Jessica y Sofía. A pesar de que la historia trata de hacer parecer que su legendario padre las instruyó en sus violentos modos, ambas nunca dejan de parecer un par de niñas bobas que no entienden lo que están haciendo. El doblaje es muy bueno... Pero el guión es malo y aburrido. Tampoco ayuda que las gemelas hablan como un par de chicos de fraternidad universitaria, con todo y risas francamente tontas. Realmente nunca llega a dejarte con ganas de ver qué sigue y los personajes secundarios tampoco ayudan a la trama.
The New Colossus fue un verdadero referente en cuanto a poder gráfico cuando se lanzó en 2017. Su dirección de arte era impecable, formando una experiencia realmente inmersiva. Youngblood también falla en este rubro, con personajes que no podrían verse más acartonados. Todos parecen muñecos de porcelana sin vida, las texturas de juego “brotan” de la nada y la animación de las gemelas en los menús de mejoras se ve rara y malhecha. Lo único rescatable son las animaciones de asesinatos cercanos, donde ellas forzan a los enemigos a dispararse con sus propias armas. Pero hasta cuando los golpeas con un hacha, éstos salen volando cual muñecos de trapo inertes.
Lo probamos con las tarjetas RX 5700 XT y con la Radeon VII, ambas nos dieron los visuales en 4K con todos los valores en máximo sosteniendo los 60 cuadros por segundo. Cabe resaltar que este juego viene optimizado para lucir mejor en tarjetas AMD pero si recomendamos ampliamente actualizar los drivers para tener la experiencia más optima.
Al principio, pensé que mi juego tenía un error; ya que los sonidos de las armas eran sumamente bajos. Sin embargo, resulta que estaba funcionando correctamente y hasta después comenzaron a sonar mejor. La música de repente para para hacer transiciones, pero si no avanzas tú o algún enemigo, se crean incómodos silencios. O a veces la música sigue a todo galope cuando en realidad sólo queda un triste enemigo abandonado por ahí. Es muy anticlimático.
Youngblood agrega un sistema de progreso que te permite ganar habilidades nuevas, como mejorar la cantidad de munición que recibes de enemigos muertos u aumentar tus habilidades físicas. Pero los puntos para ganar estas mejoras son muy esporádicos por lo que todos estos avances se sienten a paso de tortuga.
La dificultad del juego es más tramposa que retante. La mayoría de los enemigos grandes no son más que una esponja de balas que hacen mucho más daño que tú. En ningún momento sientes que estás mejorando, ni el nivel de tensión y recompensa que daban las balaceras de su título anterior. Los encuentros se vuelven tediosos y empeoran aún más por un muy irritante problema de diseño: cuando mueres, apareces con las balas que moriste en vez de las que tenías cuando salvaste. Esto hace que, si pierdes una pelea, regreses a ella con aún menos municiones; por lo que tendrás que regresar en el mapa para tener una oportunidad de ganas esta vez. Rápidamente, esto se vuelve sumamente tedioso y hace que te hartes de repetir ciertas secciones de un nivel. Algo semejante pasa al jugar en cooperativo en línea, donde si tu compañero se sale o pierdes la conexión, empezarás desde cero otra vez.
Youngblood es una entrega hecha completamente al vapor que no le hace justicia a lo bien que se había posicionado la serie Wolfenstein en las consolas modernas. Tal vez más tiempo en desarrollo hubiese corregido muchos de sus problemas, pero el producto final es aburrido y carente de emoción. No te pierdes de nada si no lo juegas.
Calificación: 6
Por: Rolando Vera en Xbox One X y Vladimir Arteaga en PC
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