Fire Emblem: Three Houses, Reseña

Un simulador de combate aderezado de un componente social

La serie Fire Emblem se ha caracterizado por 2 elementos esenciales: lo metódico de su combate por turnos y cómo las relaciones entre tus personajes ayudan en el campo de batalla. En este sentido, Three Houses cumple con creces en estos ramos. Gracias a un sistema de batallas tremendamente analítico y relaciones entrañables con tus compañeros de espada, Fire Emblem: Three Houses se convierte en una increíble opción exclusiva en la consola híbrida de Nintendo.

El sistema de batalla de esta serie toma una multitud de factores en cuenta para determinar el resultado de cada combate. ¿Está tu personaje en algún tipo de terreno en particular? ¿Atacas en conjunto con tus compañeros de escuadrón? ¿Cómo va la resistencia de tu arma? ¿Estás apoyando a los compañeros con los que has construido una mejor relación? De todo esto y más tienes que estar al pendiente en cada escaramuza virtual. En anteriores entregas, existía un “triángulo de daño” que funcionaba como una especie de piedra/papel/tijeras. Así, ciertas armas eran buenas contra algunas unidades enemigas pero débiles contra otras. En Three Houses esto cambia con el modelo de entrenamiento. De este modo tus soldados ya no están determinados por su clase/arma, puedes especializarlos en otras armas o cambiar su clase antes de cada combate. Además, está el uso de Combat Arts que son movimientos especiales que tienen efectos muy poderosos pero, en consecuencia, dañan tus armas más que los ataques normales.

Estos elementos se conjugan en el campo de batalla para volver cada encuentro un verdadero ajedrez militar, donde un movimiento en falso puede llevarte a una dolorosa derrota. Y hablando de errores, también cuenta con una habilidad para regresar el tiempo e intentarlo otra vez (aunque es limitado el número de veces que puedes recurrir a este salvavidas mágico). Creo que lo único que encuentro menos que ideal es que las habilidades de tus personajes suben al azar cada vez que obtienes un nuevo nivel. Me gustaría poder decidir en qué características específicas mejorar a mis personajes.

Tu personaje principal comienza su aventura siendo reclutado por una prestigiosa academia militar. Ahí, elegirás ser el mentor de una de 3 casas diferentes (a lo Harry Potter). Cada una cuenta con alumnos, historias y misiones diferentes. En tu rol académico, irás planeando el entrenamiento de tus unidades (tus pupilos) para cada batalla que se avecina. Pero no todo es ley marcial, ya que puedes mejorar tu relación con cada uno de ellos al ayudarlos con misiones secundarias, platicar sobre sus intereses y pasar tiempo de calidad con ellos (¡Pueden tomar el té juntos!). El doblaje es fenomenal y el guion hace que realmente te intereses por cada uno de ellos y sus únicas personalidades. Otro gran detalle es que, si escoges una casa para enseñarles, también puedes reclutar a personajes de las otras si cumples ciertos requerimientos. Fire Emblem logra este componente social/emocional con creces, mientras que otros juegos fallan en él.

Los valores de producción son altísimos en este título. Los gráficos reproducen fielmente el look de anime y están plagados de detalles y una exquisita dirección de arte. La música, voces y efectos de sonido son de primer nivel. La historia está bien contada y plagada de diminutos detalles llenos de corazón. En lo único que escatimó Intelligent Systems / Koei Tecmo fue en las animaciones de diálogo, que después de un rato de jugar te das cuenta de que se comienzan a repetir.

Fire Emblem: Three Houses es un libro de texto de cómo hacer un excelente juego de batallas por turnos. Pero no sólo es un maravilloso título de estrategia, sino también es un gran ejemplo de cómo llevar una historia y hacer que la relación con tus personajes tenga un peso verdadero en tu experiencia. Si tienes un Switch y te gustan los títulos tácticos, no puedes equivocarte con exclusiva de la gran N.

Por Rolando Vera

Te recomendamos