Waking, Reseña
Una aventura épica en tu subconsiente
Waking es una experiencia emocional y un intento de ser único entre todos los demás pero intentar forzarlo resultó contraproducente para el desarrollador Jason Oda.
Se trata de una mezcla de acción aventura, plataformas y roguelike, pero tener tantas cosas mezcladas resulta desagradable. Al inicio existe una advertencia de que si eres psicológicamente susceptible es mejor no jugar este juego.
Este juego te sitúa a ti (sí a ti) en un coma e intenta ser una introspección a tu persona y si luchas por vivir y despertar o abrazar la muerte como a un viejo amigo.
Dentro de nuestra propia mente vamos desbloqueando partes de ella y recordando cosas como nuestro mejor amigo, la mascota que más amamos, nuestro lugar favorito, cosas que nosotros debemos introducir y esto es lo que hace de Waking una experiencia personal.
Waking se divide entre matar monstruos, resolver algunos acertijos básicos y explorar con interludios de meditación y repetir hasta llegar al final del juego.
El desempeño del juego parece caer dramáticamente en cuadros por segundo cuando cualquier otra cosa está corriendo en la computadora (nosotros lo jugamos en Steam), Agregado a eso, tenemos habilidades que se tienen que equipar desde el menú. Principalmente el juego se trata de levantar cosas con telequinesis, cargarlas y lanzarlas, al parecer todas las habilidades hacen el mismo daño, algunas veces nos tenemos que acercar para hacer ataques cuerpo a cuerpo… los cuales son limitados por “emociones” que funcionan como la munición (no soy un experto pero no sabía que necesitaba ammo para lanzar un golpe).
Los enemigos son humanoides con cabeza de animales con velas u objetos voladores que llaman módulos de sueño y eso fue todo lo que nos encontramos durante nuestro recorrido y aunque algunos módulos de sueño se ven diferentes la mecánica es la misma.
Algunos niveles son de generación procedimental, entonces si llegas a fallar en algún nivel puede que veas las cosas ligeramente diferentes cada vez que entres en ese mismo nivel,
pero como todo se ve básicamente igual sólo resulta frustrante.
En el departamento de gráficos Waking se siente como un título de algunas generaciones atrás, los modelos son poco detallados y tienen tanto efecto borroso que pierden gran parte de los detalles. Inicialmente es muy interesante pero después de un par de horas todo se siente igual sólo que con un ligero cambio de tono rojo a azul o a verde.
Las escenas no se pueden saltar y en está época ese es un pecado poco redimible aunque las escenas son muy lentas con pocas cosas pasando en ellas para la tercera estábamos deseando poder saltarlas ya que no aportan mucho.
Los personajes secundarios parecen interesantes pero cuando te das cuenta de que todos son humanos grandes con cabezas de animal y velas en los cuernos o la cabeza se torna aburrido.
De igual manera los escenarios tienen una falta de variedad que simplemente caminar se tornó algo aburrido y monótono.
La música es mayormente ambiental pero cuando existe una pelea comienza una canción de pop rock, esto mata cualquier sentido de tensión que existía durante el tiempo jugado, los efectos de sonido son adecuados pero ya que estamos haciendo las mismas acciones constantemente después de un tiempo optas por únicamente escuchar los efectos o poner música de fondo.
La ambición de Jason Oda parece que lastimó a este juego, el gameplay repetitivo únicamente nos sacó de la imersión que pudo haber tenido y para el final era una tortura seguir jugando Waking. Como concepto y como idea es bastante interesante pero la torpe ejecución, los objetivos confusos y las mecánicas de juego repetitivas hicieron que deseáramos estar en coma para no jugar más.
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