Pareja se esposa tres meses para fortalecer su amor y terminan al liberarse
El experimento de esta pareja falló al darse cuenta de que no podían estar juntos las 24 horas del día, los siete días de la semana
Con la historia que te contaremos a continuación quedará más que claro que el amor entre dos personas debe quedar en libertad, de lo contrario, estará destinado al fracaso y en el peor de los casos a una ruptura definitiva.
Lo anterior es el perfecto ejemplo de lo que le sucedió a una pareja ucraniana que quiso demostrar que estaba lista para convivir 24 horas, los siete días de la semana.
Aunque al principio pensaron que el experimento funcionaría debido al amor incondicional que creían tener, lo cierto es que no paso mucho tiempo para darse cuenta de que estar juntos no fue tan bueno como esperaban.
Antes de contraer matrimonio, Alexander Kudlay, de 33 años de edad, y Viktoria Pustovitova, de 29, se esposaron de las manos y permanecieron así por tres meses.
Una vez concluida ese tiempo, no paso mucho para que se dieran cuenta de que la relación que tenían había sufrido una fractura, y aunque querían estar juntos para siempre, con el experimento se dieron cuenta de que eso no iba a ser posible.
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Por la información que compartió la pareja, la decisión de esposarse fue con la intención de fortalecer su relación, pues aseguran se encontraban atravesando por una crisis en su noviazgo.
De hecho, ambos aseguran que sentían desconfianza, había falta de comunicación y ya no sentían la misma conexión e interés.
Al parecer fueron varios meses los que estuvieron así en una montaña rusa de emociones, a pesar de eso, resistieron porque querían salvar su relación.
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Fue entonces que decidieron esposarse el Día de San Valentín, esto sería la prueba final que definiría su situación. Acordaron que estarían esposados tres meses, hasta que fuera su boda.
Como era de esperase, el estar juntos todo el tiempo lo único que provocó fue que la llama del amor se apagara entre ellos. Pues tan pronto se soltaron, la pareja eligió el camino de la soltería.
Por supuesto, ante la apertura de ojos y de corazón, la boda se canceló y tuvieron que regresar los regalos que ya habían enviado algunos invitados.
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Esta historia nos deja la lección de que no se le deben “cortar las alas” a ninguna persona, pues todos merecen sentirse plenos y libres al momento de compartir una parte de la vida con alguien.
¿Qué opinas del experimento de la pareja? ¿Harías algo así?